El poder reconfortante de los abrazos: un acto simple con grandes beneficios

Ana Ramos

11/16/20232 min read

Un abrazo es una muestra de afecto que se da al estrechar los brazos alrededor de otra persona. Existen abrazos de reencuentros, de despedidas, de consuelo o de alegrías. Abrazos a seres queridos, entre personas desconocidas o a nosotras mismas. Abrazos cortos, interminables, suaves, intensos o inolvidables.

Sea cual sea su forma, su fuerza o su intensidad, un abrazo es un pequeño gesto de amor que genera una agradable sensación de armonía, seguridad, plenitud y calma. Esta expresión de afecto no solo nos brinda consuelo emocional, sino que también influye positivamente en nuestra salud física y mental.

Los abrazos son mucho más que un contacto físico; son una conexión emocional profunda. Al abrazar a alguien, compartimos un momento íntimo que fortalece los lazos afectivos. Abrazar segrega la hormona relacionada al placer (oxitocina) y libera las encargadas del buen humor (serotonina y dopamina). Por ello, un abrazo es capaz de trasladarnos a un lugar mágico de bienestar emocional, aportándonos un chute de energía para el cuerpo, la mente y el alma, promoviendo la confianza, la empatía y reduciendo los niveles de estrés.

En el mundo ajetreado en el que vivimos, los abrazos se presentan como un antídoto contra el estrés y la ansiedad. El contacto físico libera endorfinas, neurotransmisores que actúan como analgésicos naturales, brindando una sensación de calma y bienestar. Un abrazo reconfortante puede ser la pausa que necesitas en medio de un día agitado.

Sorprendentemente, los abrazos también tienen beneficios físicos concretos en nuestra salud. Se ha demostrado que disminuyen la presión arterial y fortalecen el sistema inmunológico. La sensación de ser sostenido y apoyado activa el sistema nervioso parasimpático, contribuyendo a un equilibrio general en el cuerpo. Dar y recibir abrazos tiene un sinfín de beneficios para nuestra salud física, mental y emocional. Combate el insomnio, reduce el estrés, previene enfermedades, aumenta la autoestima, mejora las relaciones sociales y nuestra calidad de vida.

Los abrazos no solo fortalecen las relaciones existentes, sino que también facilitan nuevas conexiones. Actúan como un lenguaje universal que trasciende barreras culturales y lingüísticas. Un abrazo sincero puede expresar empatía y compasión, transmitiendo aquello que a veces las palabras no pueden.

Un abrazo también habla de nosotras, de nuestro manejo de las emociones, de los mecanismos de defensa que utilizamos y de nuestra capacidad de dar y recibir.

En resumen, los abrazos son pequeños actos que encierran grandes beneficios. Si tenemos hábitos saludables como hacer deporte, comer sano o beber 2 litros de agua al día, ¿por qué no incorporamos también a nuestra rutina una buena dosis de abrazos? Así que, ¿por qué no comprometernos a abrazar un poco más?

Después de todo, en este gesto cotidiano, encontramos una receta simple pero efectiva para mejorar nuestra salud física y emocional.

¡No subestimemos el abrazo, un regalo que damos y recibimos con el corazón!

Virgina Satir

Necesitamos 4 abrazos al día para sobrevivir,

8 abrazos al día para mantenernos

y 12 abrazos al día para crecer